1/8/17

Verdad oficial

Foto: Albert Watson - David Bowie

La verdad oficial es inequívocamente matemática:
multiplica, divide, suma.
efectivamente alquímica:
transmuta , transforma, convierte.

La verdad oficial es ubicua:
habita en los trinos de un pájaro azul
juega a ser gigante en los titulares de la prensa
salta de mano en mano  por los caminos verdes de los chats
toma por asalto los muros del libro de los mil rostros
y se hace clon omnipresente en los canales de radio y TV.

La verdad oficial
se cultiva en las tierras negras del tirano
donde es cosechada con esmero por sus lacayos
con semillas transgénicas violentadas en su esencia
para dar frutos a mentes hambrientas de razones.

Pero su destino ineludible es siempre el mismo:
la verdad oficial un día pierde sus mayúsculas,
su matemática, su alquimia
se le cae el pelo, los dientes, la ropa,
se pasman sus frutos
sus flores mueren desconcertadas en los floreros del palacio.

Un día, la verdad oficial se vuelve amarga, venenosa, tóxica
nadie la traga, quienes lo intentan, 
la vomitan sobre los rostros de los  que aun la ofrecen
en bandejas de plata falsa adornadas con flores de plástico,
un día, emergen anticuerpos por doquier
es identificada, clasificada, atacada, desactivada.

Ese día es la catástrofe para la oscuridad
para el velo, el antifaz, las gríngolas,
la catástrofe para el miedo y el control
para los que quedan desnudos en el centro del escenario
ante el frío punzopenetrante de millones de ojos bien abiertos.

Ese día el dedo que tapaba el sol, se quema
y comienza al fin a amanecer.