Aprendo
también de ti,
querido Rotnem,
por el
camino a la inversa
atenta a
tus lecciones oscuras
dolorosos derechazos en el ring de la vida.
Me enseñas
sin saberlo
sin
proponértelo
sin
vocación alguna
…y lo haces
bien.
Tu paso por
mi vida,
tu
coincidencia en mi vagón de tren,
es un
extraño regalo de lazo negro.
Me enseñas
cuando me engañas
con
mentiras de patas cortas
que siempre
arriban a mi puerta
con su carita
asustada de yo-no-fui.
Me enseñas
cuando me arrancas un tajo
con el cuchillo
de tu mejor sonrisa
porque
tienes hambre
y yo soy
comida.
Me enseñas
cuando me das, para pedirme,
y me pides, para quitarme.
Me enseñas
cuando me empujas sin contemplaciones al fondo del pozo
porque en
sus profundidades está el anillo que resbaló
de tu dedo
y lo
quieres de vuelta.
¡Ah Mi
querido Rotnem!
mentor a
zarpazos,
gracias por
tus lecciones únicas,
joyas
ocultas en las ciénagas del vínculo.
Son duras
tus maneras de mostrarme el mundo
con la única forma que aprendiste
Más allá de
mis lágrimas, maldiciones y desencantos
puedo verte
desnudo y vulnerable
puedo ver
al niño solitario, herido y doblegado
disfrazado
de ti.
Más allá de
mi rebelión de hasta aquí llegamos
se acabó la
clase,
puedo
mirarte de nuevo a los ojos
perdonar
tus didácticas violencias.
Gracias mi
mentor inverso
mi piedra
en el zapato,
por tus
lecciones de hierro candente
de
oscuridades necesarias
de
aceptación de quien eres conmigo.
GRACIAS