10/4/09

Alta Traición



I

Juraste defenderme
protegerme de la muerte, del encierro vil y utilitario,
de la codicia de manos ajenas,
juraste hacer cumplir las leyes de este Reino

pero un día te miraste sin retorno al espejo equivocado
vestido de azul y chapas
te convertiste en lo que siempre fuiste
ante el silencio cómplice de tu conciencia extraviada en los caminos

Y así
me robaste, me secuestraste, me mataste,
profanaste mis templos,
traficaste oro blanco en mis esquinas
con el ojo sumiso y ciego de tu arma de reglamento

Nada te diferencia hoy de tu enemigo originario
Eres el enemigo,
Policía

II

Juraste hacer Justicia
castigar a los culpables
indemnizar a las víctimas

pero un día falseaste la balanza
arrancaste la venda de los ojos a la Dama Ciega
y le prestaste tus ojos inyectados de poder
para que sólo mirara el lado señalado

Y así
me condenaste siendo inocente
absolviste a los victimarios
mataste día a día a los que esperaban
tu sentencia dilatada
en la larga noche bajo el cielo enrejado


Nada te diferencia hoy de la Injusticia originaria
Eres la Injusticia,
Juez


III

Y ahora estoy sola
como un pequeño bote desguarnecido en altamar
en medio de esta enfurecida tormenta
con nombre de País

y tengo miedo

3 comentarios:

Pablo dijo...

Acabo de leer tu "Alta Traición". Buen tema. Buen escrito.

Si nos ponemos maniqueos nos topamos con que o se es leal o se es traidor. Para un oficialista lo que hace la policía o los jueces son meras demostraciones de lealtad a toda prueba. El caso es que nosotros estamos en la acera de enfrente y de ahí que juzgamos su actuación como de alta traición. Nos queda por analizar el tercer jugador (otro que el oficialista o nosotros). Me refiero al referente externo. Uno que nos venimos aplicando desde los inicios de la civilización ( http://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_de_Manu). La idea es que, para evitar que quien tenga el poder nos imponga sus antojos, se redacta un marco regulatorio y se le hace jurar su estricto cumplimiento al momento de asumir el poder. En el caso que nos ocupa, sucede que nuestra visión coincide con la del referente externo. La visión de oficialismo es que ese referente lo diseñamos para oprimirlos y limitarlos, cosa que es precisamente lo que pretenden "revolucionar". Para nosotros, defensores del referente externo, es alta traición. Para el revolucionario es lealtad. Nosotros juzgamos cada instancia (visión aritmética). Los oficilistas nos tuercen la ecuación (visión algebraíca). Vainas del maniqueísmo.

Basos y abrezos. Pablo

Luisa Elena Sucre dijo...

Gracias Pablo por tu comentario tan nutritivo y reflexivo.

Cuando hablo de alta traición me refiero sobre todo a la traición de un policía o de un juez a su juramento y a mi persona en calidad de ciudadana con derecho a protección y justicia. Este tipo de traiciones van más allá del tema político actual y de su profunda radicalización que promueve un maniqueísmo que no ayuda a comprender la verdadera complejidad del tema.

Estas traiciones de policías y jueces no son nuevas, en la Cuarta República se veían a menudo (sobre todo de los segundos) y eso fue una de las variadas causas que llevaron al poder a Hugo Chávez. Pero siento que en estos tiempos estas traiciones al ciudadano han aumentado y eso atemoriza… y duele.

Cierto que todo dependerá del cristal donde se mire, sobre todo en el tema de las percepciones de culpabilidades o inocencias de los dos grandes sectores que dividen al país...

Juan Vera dijo...

Luisa Elena que declaración tan contundente. ¡Cuanta poesía en el dolor! ¡Cuanto dolor cuando los que creimos nuestros representantes nos devuelven el beso negro de la traición!

Me quedo conmovido