Partiste,
mi nevera ya no alberga tu número
en sus teléfonos de emergencia
ni tu latido resuena más en ningún lugar de mi ciudad.
Mi corazón permanece donde siempre:
Aquí, en este valle,
mudo testigo de lo que nunca fue
y de lo que nunca más será.
1 comentario:
Cruda realidad. La certeza de lo que se quiso y ya no se tendrá. Saludos desde Nicaragua.
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