Tu
mente, anciana,
es
un laberinto antiguo,
construcción
profunda y confusa,
entraña
de naufragios perdidos para siempre.
Tu anciana
mente,
es una inmensa calle ciega disfrazada de
autopista,
una
autopista ciega disfrazada de vereda franca,
una
caverna oscura habitada por recuerdos feroces
como
la historia humana
y dulces
como las caricias extintas de la infancia.
Allí
todo es posible:
historias
de horror que nunca sucedieron
ocupan
los titulares del día
y provocan
pesadillas a sus lectores.
Tu anciana mente pierde las llaves en los bolsillos,
los
anteojos en el rostro,
los
recuerdos en la almohada,
los
sueños en las nubes,
e inventa
oportunas dolencias
que
tu cuerpo se cree a pie juntillas
como
si no tuviera suficientes.
Volcanes
de ira guardada en el centro de su tierra,
estallan
allí adelantando el fin del mundo
y
dejan constancia hirviente de tu arrepentimiento
por
lo no dicho, por lo no hecho,
por
lo no pedido, por lo no tenido,
por
lo no soñado…
Hogar
fecundo de fantasmas del pasado
y del presente
de
perseguidores y asesinos de película
en
busca de su víctima perfecta: Tú
De
tanto en tanto,
tu
anciana mente intenta devorarme
ávida
de caricias de mariposa
y miradas
de hija
y
yo aprendo cada día el arte de esquivar su lava,
de
jugar Rominkub con sus fantasmas,
de
borrar con Photophop sus asesinos,
de
bautizar con nombres reales sus dolores,
de
encontrar sus llaves, anteojos,
sueños
y recuerdos
Y
aprendo, sobre todo,
a
marcar el camino de salida
con
migajitas de pan que voy dejando
en este
lugar sin aves y sin luna
que
es tu mente anciana.
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